Qué hacer ante una catástrofe
24. Cuando la congregación
se vea afectada por una catástrofe, los ancianos
han de auxiliar a los publicadores
de las siguientes maneras:
•Determinando rápidamente las necesidades inmediatas
de los hermanos. Los superintendentes
de grupo pueden tomar la iniciativa para localizar a todas las familias de su grupo
y averiguar en qué estado se encuentran. Luego,
se lo comunicarán al coordinador
o, en su defecto, a otro anciano, incluso si todos están bien.
•Cubriendo las necesidades inmediatas,
como son atención
médica, agua, comida y albergue (Juan 13:35; Gál. 6:10). Si se
anuncia con antelación
una catástrofe, como sucede en
el caso de grandes tormentas, los ancianos deben asegurarse de que todos
los hermanos estén en un
lugar seguro y, si el tiempo lo permite, obtener y repartir
los
suministros necesarios.
•Dando apoyo espiritual y emocional y reanudando cuanto antes las reuniones de la congregación
(km 1/07 pág. 4; g96 22/6 pág. 17).
•Aparte de las necesidades
físicas inmediatas de los hermanos, ¿hay
daños a la propiedad?
¿Sufrieron el Salón del
Reino y las viviendas
daños de consideración,
o solo
daños menores? (Daños de consideración
serían, por ejemplo, un techo destruido
o viviendas inundadas;
daños menores serían tejas arrancadas, ventanas rotas, etc.) Para recopilar
toda la información
necesaria, los ancianos de la zona pueden colaborar en la
valoración de los daños. Una vez
recabados los datos, el coordinador
u otro anciano puede informar
al superintendente
de circuito de los daños y el estado de salud de los
hermanos de la congregación.
•Cuando el superintendente de circuito
haya recibido
el informe de los ancianos,
llamará enseguida a la sucursal, la cual
determinará si hace falta
más
ayuda.
•Se puede dar otro
tipo de asistencia, como investigar
si el gobierno concede algún tipo de ayuda (w6615/4 págs. 255, 256).
25. Si la catástrofe
ocurre en otra zona, los ancianos
pueden tomar la iniciativa en ayudar
de las siguientes maneras:
• Orando
por los hermanos (2
Cor. 1:8-11).
• Si desean donar dinero, pueden enviarlo
al fondo
para la obra mundial en su país, ya sea a través de la congregación o directamente.
De este modo, "el esclavo fiel
y discreto", siguiendo los procedimientos establecidos por
el Cuerpo Gobernante, podrá atender
las necesidades de la hermandad
mundial de una forma ordenada
(Mat. 24:45-47; 1 Cor. 14:33, 40; km 1/05
"Sección de preguntas").
• No envíen materiales ni suministros a la zona siniestrada a menos
que los hermanos que estén a cargo
de la situación lo pidan expresamente. Así
se garantiza que las gestiones de socorro y el reparto
de víveres se realicen ordenadamente.
•No llamen
a la sucursal con el solo fin de pedir información, pues ello
podría saturar las líneas telefónicas que se necesitan
para recibir las llamadas
procedentes de la zona de desastre.
26. Después de la catástrofe, los publicadores pueden aprovechar las
oportunidades para dar consuelo espiritual a otros y, en la medida de lo posible, brindar
ayuda práctica. Esto exige tiempo y esfuerzo; no obstante, el
amor que sentimos por todos nuestros hermanos nos impulsará a
hacer lo que esté a nuestro alcance para socorrer a los necesitados
(2 Cor. 8:1 12).
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